El grupo alemán ha estado una minigira por España para presentar su tercer disco "Humanoid"
Agencias.

Arropadas con mantas y comiendo a base de bocadillos las fans de Tokio Hotel esperaron durante días una interminable cola para ver los conciertos en España del grupo alemán. En muchos casos, acompañadas de un familiar adulto, cientos de chicas adolescentes, procedentes de distintas provincias y seguidoras de Bill, Tom, Georg y Gustav, durmieron varias noches en la calle con la ilusión de disfrutar de los conciertos desde la primera fila.


Deseosos de oír en directo su nuevo álbum, "Humanoid", ni las horas ni el cansancio hicieron mella en las seguidoras, que ataviadas con pancartas y banderas corearon sin descanso las canciones de sus ídolos.


La víspera del concierto en Madrid había estado salpicada de anécdotas, la mayoría relacionadas con las noches que decenas de jóvenes pasaron al raso para ver de cerca a sus ídolos, pero en el interior del pabellón reinaba la calma a escasos diez minutos de comenzar la actuación de Tokio Hotel.


Y es que el Palacio de Deportes registró poco más de media entrada, suficiente para que el aire se llenase luego de chillidos con los rasgueos guitarreros de Tom Kaulitz, los golpes de baqueta de Gustav Schäfer, los punteos al bajo de George Listing y, sobre todo, las contorsiones del cantante Bill Kaulitz.


Con una amplia trayectoria a pesar de su juventud, Tokio Hotel se conocen las trucos que deben salpicar cualquier concierto, ya sean los paseos del vocalista frente a sus enfervorecidas animadoras o los clásicos enfrentamientos de guitarra y bajo, que provocaron el éxtasis del respetable en distintas ocasiones.


El grupo de Bill Kaulitz, Tom Kaulitz, Georg Listing y Gustav Schafer ha marcado a toda una generación desde que en 2005 sacó su primer disco, Schrei.