Uno no esperaría tan fresca, casi adolescente curiosidad en los tan bellos rostros de Bill y Tom Kaulitz., las mentes y corazones detrás de Tokio Hotel. Caminan por los decadentes cuartos del Pallazzo Biscuri, el espléndido palacio del S. XVIII en Ctania, Sicilia donde el photoshoot se llevo a cabo, casi mansamente, como si no quisieran perturbar el "genius loci"

Considerando su éxito, con un millón de discos vendida alrededor del mundo (el más reciente, Humanoid, bajo el sellode Universal, después de haber salido hace exactamente un año), parecería natural para estos dos jóvenes - que han hecho tanto a tan temprana edad - tomar todo por sentado. Y en cambio, es todo lo contrario: parecen sorprendidos de encontrarse aquí. "Este palacio es magnífico, un tesoro artístico. No hay lugares como este de donde venimos", dice Bill con una sonrisa un poco avergonzado.

Se refiere al pueblo de Magdeburgo, en Alemania oriental, donde el cuento de hadas de Tokio Hotel se inició hace diez años. Ya a la edad de siete años, los gemelos Kaulitz fueron a tocaban la guitarra y experimentaban con estilos extravagantes, lo que hizo que se destacaran como forasteros en la escuela. Tom estaba obsesionado con Aerosmith y el guitarrista Joe Perry, mientras que Bill era un gran fan de David Bowie y fascinado por el talento de transformación del "White Duke".

Stefania CUBELLO, L'Uomo Vogue, octubre de 2010 (n.414), p. 112-119

En la portada: Para Tom. Esmoquin y camisa, Lanvin, Jenas: Dsquared2, zapatos Hey Day Footwear. Para Bill. Traje de Lanvin, corbatín Jacassi Franco; joyas: Sevan Bicakci, botas de Rick Owens. Foto por Ferrari Pierpaolo. La editora de moda Robert Rabensteiner.