Después de haber conseguido triunfar a escala mundial, los jóvenes integrantes de la banda alemana Tokio Hotel hacen una pausa en su carrera y reflexionan sobre lo que ha significado el lanzamiento de Humanoid, su más reciente disco de estudio, con el que pretenden comprobar que su éxito va más allá de un resultado que pudiera ser considerado mediático.
Lo hacen con la confianza que les han dado miles de seguidores alrededor del mundo que los han colocado como una de las bandas más populares entre los adolescentes, aunque ellos aspiran a más, y por ello reconocen que en el disco plasmaron todos los miedos y deseos que han vivido desde que dejaron atrás sus incipientes tocadas en bares alemanes, para convertirse en un fenómeno musical que llena estadios en todo el orbe.
Humanoid, su nueva placa discográfica, es, a decir de Bill Kaulitz (vocales), Tom Kaulitz (guitarra), Georg Listing (bajo) y Gustav Schafer (batería) un disco que refleja cómo se sentían ellos cuando apenas comenzaban su andar en la industria musical.
“Siempre fue un sentimiento que tuvimos en nuestra niñez, creo que era un poco el modo en que la gente nos veía y por lo tanto un poco el modo en que nos sentíamos acerca de nosotros mismos. Quedaba perfecto para toda nuestra vida, para este disco y para el sonido que ahora presentamos, es la mejor descripción que podemos hacer de lo que estamos viviendo”, explica Bill en entrevista.
Quizá eso explique la portada del álbum en la que una figura humana, creada a partir de los rasgos de los cuatro integrantes del grupo, se funde con un organismo cibernético, haciendo alusión a los cambios que los músicos dicen haber experimentado desde que debutaran con su disco Schrei (2005) y que ahora lograron plasmar en las canciones que integran Humanoid.
Para dar forma al disco, la banda trabajó en estudios de Alemania, Miami y Los Ángeles durante un año, alejados de lo que ellos llamaron “la presión del entorno” para poderse concentrar, exclusivamente, en la creación de los tracks.
Con su segundo álbum de estudio grabado en inglés, la banda alemana apuesta por un cambio en su dirección musical con tal de, aseguran, mantener frescas sus expectativas
Después de haber conseguido triunfar a escala mundial, los jóvenes integrantes de la banda alemana Tokio Hotel hacen una pausa en su carrera y reflexionan sobre lo que ha significado el lanzamiento de Humanoid, su más reciente disco de estudio, con el que pretenden comprobar que su éxito va más allá de un resultado que pudiera ser considerado mediático.
Lo hacen con la confianza que les han dado miles de seguidores alrededor del mundo que los han colocado como una de las bandas más populares entre los adolescentes, aunque ellos aspiran a más, y por ello reconocen que en el disco plasmaron todos los miedos y deseos que han vivido desde que dejaron atrás sus incipientes tocadas en bares alemanes, para convertirse en un fenómeno musical que llena estadios en todo el orbe.
Humanoid, su nueva placa discográfica, es, a decir de Bill Kaulitz (vocales), Tom Kaulitz (guitarra), Georg Listing (bajo) y Gustav Schafer (batería) un disco que refleja cómo se sentían ellos cuando apenas comenzaban su andar en la industria musical.
“Siempre fue un sentimiento que tuvimos en nuestra niñez, creo que era un poco el modo en que la gente nos veía y por lo tanto un poco el modo en que nos sentíamos acerca de nosotros mismos. Quedaba perfecto para toda nuestra vida, para este disco y para el sonido que ahora presentamos, es la mejor descripción que podemos hacer de lo que estamos viviendo”, explica Bill en entrevista.
Quizá eso explique la portada del álbum en la que una figura humana, creada a partir de los rasgos de los cuatro integrantes del grupo, se funde con un organismo cibernético, haciendo alusión a los cambios que los músicos dicen haber experimentado desde que debutaran con su disco Schrei (2005) y que ahora lograron plasmar en las canciones que integran Humanoid.
Para dar forma al disco, la banda trabajó en estudios de Alemania, Miami y Los Ángeles durante un año, alejados de lo que ellos llamaron “la presión del entorno” para poderse concentrar, exclusivamente, en la creación de los tracks.
“Nos tomó mucho tiempo llegar a lo que queríamos, afortunadamente tuvimos oportunidad de ser creativos para expresar lo que deseabamos. Fue muy útil estar solos en el estudio sólo concentrados en nuestra música”, señaló Tom, gemelo idéntico del cantante.
En el disco, que contó con la producción de David Roth, Patrick Benzner, David Jost, Peter Hoffmann, los hermanos Kaulitz y sus compañeros dieron rienda suelta a la experimentación conscientes del riesgo que corrían al incorporar sonidos nuevos a una fórmula que ya había probado ser exitosa.
Más aún, sabían que la parte más difícil sería hacer el crossover de las canciones entre el alemán y el inglés, por lo que decidieron, en lugar de traducir los temas literalmente, crear canciones independientes que tocaran la misma temática.
“Hacer una traducción hubiera sido muy complicado, en realidad se tratan de dos versiones del mismo álbum, con los mismos tópicos, pero cada canción concebida en el idioma que está cantada”, explicó el guitarrista de la banda sobre el proceso que su hermano definió como el mayor reto que han enfrentado en su carrera.
Ahora, con la misión cumplida, los músicos germanos ya se han embarcado en una gira mundial con la que esperan recompensar la paciencia y el apoyo que les han demostrado sus seguidores.
“Nuestros fans son los mejores, tienen mucha energía y eso siempre nos la transmiten cuando estamos sobre el escenario, no hay modo en que podamos pagar todo lo que nos han dado”, concluyó Bill.
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